miércoles, 23 de octubre de 2019

La Perra de Todos

Ir a fiestas con desconocidos puede depararte muchas sorpresas. En una ocasión una amiga vino a verme para decirme que se estaba organizando una fiesta en la casa de unos amigos que habíamos conocido una semana antes en una reunión, y sin pensarlo demasiado, me fui con ella.

La casa a la que íbamos no estaba muy lejos, así que no tardamos mucho en llegar. Ni nos costo mucho reconocer la casa por la música tan fuerte. En cuanto entramos los amigos que habíamos conocido nos abordaron, hablamos un rato y después nos pusimos a bailar. En unas dos horas mi amiga y yo ya estábamos un poco mareadas por lo que habíamos bebido, aunque yo me asusté un poco porque no había bebido mas que una copa, así que sospeche que me habían echado algo en la bebida.


Estábamos bailando en un rincón cuando dos de los conocidos me dijeron que yo les gustaba, y que querían que fuera amable con ellos, yo me reía porque no imaginaba las consecuencias de mis actos. Cuando se dieron cuenta de que yo tomaba a broma sus comentarios, me agarraron del brazo hacia una habitación y me dijeron que mejor cooperara con ellos porque me iban a follar y que si me resistía iba a tener que ser por la fuerza. Uno de ellos me dijo que no me preocupara que no me iban a golpear al grado de dejarme marcas en el cuerpo, pero que me advertía que a ellos les gustaba el sado, mientras me decía esto me apretaba el cuello, cuando comencé a toser me soltó y el otro me agarró de la cintura y me besó en la boca, yo no podía evitar resistirme, y cuando entraron otros dos conocidos más a la habitación empece a gritar, y me dieron una bofetada que me dejó tirada en la cama. Acto seguido me amordazaron.


Entonces comenzaron a desvestirme entre dos de ellos mientras los otros dos sacaban una mochila grande de debajo de la cama. Me dejaron completamente en pelotas. Me ataron las manos juntas en uno de los barrotes de la cabecera de la cama, me abrieron las piernas y las ataron a cada extremo de la cama, como era de tamaño matrimonio, me costaba trabajo mantener las piernas tan abiertas. Comencé a llorar. Entonces se desnudaron todos.

Estaba totalmente expuesta e indefensa, en ese momento podían hacerme lo que quisieran. Se sentaron uno a cada lado mío y comenzaron a tocarme, uno de ellos me apretaba las tetas, mientras otro me manoseaba el coño por encima, los otros dos me restregaban sus penes por la cara. Yo intentaba soltarme de las cuerdas pero era inútil, me movía como loca tratando de soltarme, hasta que uno de ellos me dio un buen bofetón y me gritó: tranquilízate zorra porque de todas formas nadie te escucha.

Yo seguía con las piernas bien abiertas y uno de ellos comenzó a introducir dos de sus dedos en mi coño. De la mochila sacaron un consolador de tamaño mediano, lo introdujeron en mi coño lentamente y lo encendieron para que comenzara a vibrar, entonces lo sacaban y lo metían y yo sentía como mi cara se ponía colorada del placer, cuando se dieron cuenta, lo sacaron y trajeron otro que era un poco mas pequeño y con púas. Me lo metieron y yo me queje, pero comencé a gritar cuando encendieron el consolador y este se comenzó a inflarse dentro de mi. Comenzaron a moverlo yo ya no podía más y gemía de placer pero humillada y comencé a llorar de nuevo.


Entonces me desataron y me taparon los ojos con un venda de color negro y mientras uno me doblaba los brazos hacia atrás otro me lamia y me mordía los pezones. De repente llego otro y me agarró fuerte del pelo, me colocaron una especie de mordaza que mantenía mi boca bien abierta, entonces uno por uno me levantaban tirándome del pelo hasta que quedaba arrodillada y me metían sus pollas en la boca, agitaban mi cabeza cada vez mas rápido hasta que se corrían. Cuando los cuatro terminaron dentro de mi boca me quitaron la mordaza y volvieron a tirarme al suelo. Tenía el cuello y el pecho escurriendo del semen que no me había podido tragar.

Me levantaron y me pusieron boca abajo en la cama, comenzaron a darme nalgadas hasta que se cansaron. Entonces pusieron unas almohadas debajo de mi vientre, para que mi culo quedara levantado, me separaron las piernas y comenzaron a follarme por el coño, mientras uno me follaba otro metía su mano para estimularme el clítoris , y los otros dos me manoseaban las nalgas y las tetas. Otra vez los tres restantes hicieron lo mismo que el primero, cada vez que me lo hacían yo terminaba en orgasmos largos pero humillantes.


Se alejaron de mi y de repente cuando menos lo imaginaba me puso boca abajo en un banco, me amarraron las muñecas y los tobillos a cada pata del banco, quedando a cuatro patas apoyada en el. Entonces trajeron un consolador muy grande, solo me quitaron le antifaz para mostrarme lo que me iban a meter y comencé a gritar, el aparato era muy grande. No tuve tiempo de nada cuando sentí que trataban de meterme el consolador, les costo bastante trabajo por sus grandes dimensiones, cuando se desesperaron uno de ellos tomo mis labios vaginales y me abrió a la fuerza, mientras otro me lo metía hasta el fondo, sentí una mezcla de placer y dolor que comenzó a gustarme.

Encendieron el vibrador y comenzaron a moverlo, así estuvieron un rato, de pronto sentí como me separaban las nalgas, entonces comencé a mover la cabeza desesperadamente, yo no era virgen pero jamas lo había hecho por el culo y sentí mucho miedo, pero ellos no pensaban precisamente en mi, y comenzaron a introducirme algo que parecía un consolador muy delgado en el ano, lo sentí un poco mas grueso que un dedo, me dolió bastante, pero me lo dejaron ahí, me levantaron y me pusieron encima de uno de ellos en la cama, su pene era grande y mi coño ya estaba muy dolorido pero empezó a moverse y a follarme muy fuerte, de repente otro de ellos me saco el consolador del ano y me empujo hacia adelante, comencé a temblar cuando sentí que me estaba metiendo la polla en el culo, yo me quejaba pues me estaban follando por el culo y por el coño a la vez, y para hacerme callar otro de ellos me metió la polla en la boca y comenzó a moverse, el cuarto tipo metió la mano por debajo para estimularme el clítoris, mientras se hacia una paja, en ese lapso me corrí dos veces.


Después de esto me dejaron descansar en la cama, me quede dormida unos veinte minutos, después me despertaron y me preguntaron si me había gustado todo lo que había hecho conmigo, yo tenia miedo porque me habían hecho sentir mucho placer, y no supe qué contestar, después me dijeron que de hoy en adelante yo iba a ser la perra de todos ellos y me iban a usar cuando se les antojara y como quisieran. Luego me llevaron a mi casa y me dijeron que volverían a llamar.

miércoles, 31 de julio de 2019

Imaginando

"... Bajo las manos lentamente por mi estomago e imagino que del espejo salía un hombre mayor. Él sin decir nada, agarra mi barbilla con una mano y mientras recorría mi espalda con la otra mano, y me besa en los labios. Noto como una fuerza invisible tiraba de mí hacia el suelo, y tras arrodillarme, abro la boca, esperando que ese hombre imaginario me metiese la polla en la boca. Su mano había llegado hasta mi sexo, notó lo húmeda que estaba y empiezo a masturbarme lentamente mientras me imagino comiendo su enorme polla. Como la recorro con la lengua, despacio, muy despacio, para luego ir metiéndomela poco a poco en la boca.


Imagino que ese hombre misterioso me agarra del pelo, y aumenta el ritmo de las embestidas, pasando de una mamada suave, a una autentica follada de boca. Sus dedos se mueven cada vez mas rápido y empiezo a notar que se va a correr. En el momento del clímax, imagino que el hombre me saca la polla de la boca y se corre en mi cara. Casi notaba la corrida en la cara, como el esperma resbalaba por mis mejillas para caer en mis pechos. Abro los ojos y me veo reflejada en el espejo, estaba sudada, el sudor me cubría por completo haciendo que mi cuerpo brillase.

De repente, me doy cuenta de lo que he hecho y me avergüenzo. Nunca me había pasado esto. Esta vez ha sido diferente, he tenido un orgasmo maravilloso, fue salvaje, me he sentido usada por mí misma y por aquel desconocido con el que había empezado a intercambiar confidencias por mail ..lo peor de todo, es que me ha encantado..."

domingo, 28 de julio de 2019

Sometida y Usada a Su Antojo

Llegué a casa después del trabajo deseosa de quitarme el sujetador. Había sido una mala idea ponérmelo, pero a la vez había pasado todo el día excitada frotándome contra las esquinas como una gata en celo. El roce de los pezones contra la tela dolía, pero también me recordaba la noche pasada.
Abierta de piernas, me tumbé sobre la cama con los ojos cerrados dispuesta a rememorar cada detalle. Habíamos llegado a su casa de madrugada después de cerrar el bar. Estábamos en ese punto justo de la embriaguez donde la libido se desata y los tabúes se disuelven, pero todavía éramos conscientes y capaces de controlar nuestros actos. En el salón nos comimos a besos mientras tomábamos la última copa. Una única lámpara iluminaba la estancia y canciones variadas que ambos conocíamos, mantenían un ambiente de complicidad.

En un momento dado, él se levantó y yo trate de seguirlo. - No, tu no. Espera ahí. - siseaba las palabras con los ojos entrecerrados por la lujuria y sonreía dejando claro que no tenía buenas intenciones. Volvió con una bolsa de tela entre las manos. La dejó sobre la mesa y colocó una silla en el centro de la habitación. -Desnúdate y siéntate. El tono de su voz no dejaba lugar a queja ni replica alguna así que obedecí y mientras me quitaba la ropa le pregunté: - ¿Qué vas a hacer? -¡Chssss! ¡Que te sientes he dicho! Cuando estuve sentada, cambió la música. Algo latino, algo que le impulsaba a frotarse sensualmente contra ella.
Daba vueltas alrededor de la silla sobándola y disfrutando viendo como sus pezones se iban poco a poco hinchando. Si ella intentaba tocarle le apartaba las manos dejándola claro que solo él podía tocar. En un descuido, sacó de la bolsa unas esposas y encadenó sus manos por detrás de la silla.
-Jeje sabí…. -Una sonora bofetada la interrumpió. - No sabías nada. Hoy no va a ser como otros días. Hoy te va a doler de verdad. -Su cara se había vuelto agresiva y su voz hizo que me recorriese por la espalda un escalofrío.

Abre la boca cerda... sabiendo y deseando lo que ocurriría la abrí. Haciendo una bola con las bragas, me amordazó asegurándose de que no pudiera escupirlas. Sin dejar de mirarme a los ojos se colocó entre mis piernas y comenzó una lenta tortura. Amagaba una y otra vez con introducirme la goteante polla en la boca, pero paraba en el último instante o se limitaba a dar un rápido restregón por mi cara.
Yo intentaba protestar zarandeándome en la silla y golpeando el suelo con los pies, a lo que él respondía cortando cualquier intento de rebelión con duros tirones de pelo y fuertes bofetones en mi cara. Cuando se cansó de tanto juego, me puso el miembro para que lo engullera hasta la garganta. Resoplé como si fuese una válvula de vapor. Succionaba y lamía el frenillo con fruición para volver a tragármela entera hasta provocarme arcadas. Para descansar, le lamía los testículos hasta dejarlos cubiertos de babas mientras seguía masturbándole con la mano. Tenía un don especial para llevarlo al éxtasis con la boca. Podría haber hecho que se corriese en cualquier momento. Podría incluso haber parado en el preciso instante en que la eyaculación es ya imparable. Pero ese no era el plan.

Levanta las piernas... Estar frente a él tan expuesta me hacía sentirme sometida y cada vez me costaba más controlar mis impulsos. (640-425)
Me metió dos dedos sin avisar y comenzó a follarme con ellos sin esperar a que mi ojete se adaptase. Su lengua lo había lubricado lo suficiente pero la sorpresa hizo que me retorciese entre mis ataduras. A él le daba igual. Su intención era que aquella noche sufriese como pagó del placer que me iba a proporcionar.
Lo dilató cuanto pudo llegando incluso a introducir un tercer dedo y cuando le pareció suficiente, subió al máximo la potencia del vibrador empapado de mis jugos y me lo introdujo hasta el fondo. Yo gruñía y me contorsionaba. - Estate quieta zorra que sé que te encanta tener el culo lleno...

Poco a poco se fue calmando y entonces me hizo ponerme a horcajadas sobre él. Me dejé caer sabiendo que debajo me esperaba todavía dura y empapada su polla. Se me pusieron los ojos en blanco según me iba penetrando, me sentía un bloque de mantequilla resbalando sobre un cuchillo al rojo. Subía y bajaba despacio, despreocupada de lo que le pasase a él, disfrutando de aquella sensación de plenitud y jadeando cada vez que terminaba de metérmela entera. A cada instante perdía un poco más el control sobre mi cuerpo. El camino pareció infinito, pero en apenas un par de minutos me corría de nuevo. Todavía empalada, quede desfallecida sobre él mientras oía como su corrida golpeaba el suelo igual que si hubiesen derramado una botella.
No le costó demasiado recuperarse y en seguida estaba otra vez con la polla dura. -Ahora sí que empieza lo bueno. – me dijo al tiempo que me retiraba la mordaza. Me cabalgaba al ritmo de la música sabedor de que algunas embestidas me hacían daño, pero yo, abierta y lubricada, no paraba de gemir.

Enfurecido, me agarró del pelo y tirando de mi cabeza hacia atrás, me escupió y me abofeteo. Con la primera bofetada descubrió que aquello me gustaba más de lo que pensaba así que me golpeó varias veces más mientras seguía cabalgando. Con cada salivazo y cada bofetada, veía como en sus ojos se iba dibujando la furia que tanto anhelaba. - Goza de verdad perra...
Él me mordía los hombros y el cuello sabiendo que al día siguiente tendría que dar explicaciones en la oficina por los cardenales. Cabalgaba cada vez más fuerte, los golpes de sus muslos contra los míos sonaban chapoteantes a causa de sus flujos que resbalaban y salpicaban hacia todas partes.

Se levantó en el último instante para que yo pudiese disfrutar viendo el chorro que me iba a empapar desde la cara hasta los pechos. Agotada, me dejé hacer. Su propio olor me mareaba. Todo estaba empapado y pringoso. Me sentía felizmente sucia como una niña con vestido nuevo chapoteando en un charco. Oía el vibrador que seguía zumbando y frente a mi, el miembro todavía erecto se veía enrojecido y engrosado. Escupió sobre mis tetas inflamadas y las usó para frotarlo con suavidad. - Haz que me corra en tus tetas cerda. No era una orden, pero surgió el mismo efecto. En apenas unos segundos la cubrió con blancos chorros de semen que resbalaban sobre mi cuerpo mezclándose con el resto de fluidos.
Así estaba yo manchada por la corrida de ambos, cuando él volvió a ponerse de pie y acercándome de nuevo la verga a la cara me susurró al oído: - Límpiala si quieres que te saque eso del culo y te desate.