domingo, 17 de diciembre de 2017

Regalos de Navidad

Viendo algunas cosas que van apareciendo en el mercado de los sex shop, una no deja de maravillarse y algunos de ellos se me antojan como para pedirlos de regalo en la carta de los Reyes Magos, de Papá Noël o en ambas.


Feliz Navidad

jueves, 14 de diciembre de 2017

Abriendo el Ojete de la Perra Sumisa (1a. Parte)

Conocí a Roberto en una reunión a la que había asistido con unos amigos. La atracción fue mutua, nada más vernos y una semana más tarde ya estábamos saliendo juntos. Lo que más me atraía de Roberto era su manera de ser tan estricto y severo, a la vez que protector y considerado. Pero, si algo había en él que me tenía siempre alerta era esa obsesión suya por el sexo anal. No digo que no me guste el sexo anal pero con Roberto aquello era una fijación que llegaba a molestarme. Tal era su deseo por esta manera de practicar el sexo que llegó a proponerme hacer una sesión en la que lo único que iba a hacer era, según sus palabras, abrir el ojete de la perra sumisa. Ni que decir tiene que la perra sumisa era yo y el ojete que quería abrir era el mío, es por eso que esta experiencia que voy a compartir aquí la he llamado así: “abriendo el ojete de la perra sumisa”.

Estaba en el trabajo, cuando Roberto me llamó por teléfono para decirme que al día siguiente, sábado, íbamos a comer a un restaurante que le habían recomendado cerca de Valladolid; y que pasaría a recogerme sobre las doce de la mañana. También me dijo, más bien me ordenó, que me vistiera de “manera apropiada”, y ya sabía a qué se refería Roberto cuando me decía “de manera apropiada”.

Al día siguiente, Roberto llegó a la hora indicada. Para la ocasión había elegido una falda por encima de la rodilla de color gris marengo, con vuelo, una blusa de color blanco, debajo llevaba unas braguitas de encaje color negro a juego con el sujetador, un liguero color negro con medias a juego y unos zapatos de tacón, y una chaqueta corta de piel. Nada más verme, además del repaso visual me palpó bien las nalgas y los pechos, incluso me levantó la falda para verme las bragas, y con una señal de aprobación me dio un beso profundo largo y apasionado que prácticamente me dejó sin aliento, empezando así a sentir los primeros calores que subían desde mi interior. Estás preciosa, me dijo Roberto. Subimos al coche y nos pusimos en camino.

Por el camino, Roberto me iba dando los detalles de lo que quería y esperaba que yo hiciera. Cuando lleguemos, me dijo Roberto, te presentaré a unos amigos en calidad de perra, y quiero que cuando te dirijas a ellos siempre les digas Señor y a continuación su nombre, ¿de acuerdo perra? Cuando me llamaba perra, no sé muy bien porque pero me ponía excitadísima y Roberto lo sabía perfectamente. Cuando te dirijas a mí también quiero que me digas Sr. Roberto y por supuesto quiero que nos llames de usted. Si Sr Roberto asentí.

Espero que lo hayas entendido todo bien, cerda, me decía Roberto mientras giraba para entrar en el aparcamiento de un restaurante de carretera. Espero que te comportes como la auténtica perra sumisa que eres, porque hoy te vamos a abrir bien a gusto el ojete de perra que tienes. Aquello me dejó un poco descolocada, no obstante conteste, si Roberto, lo que tu digas, ya sabes que solo estoy para complacerte en todo lo que quieras y hacer todo lo que me digas por muy perverso y humillante que sea. Muy bien perra, me dijo Roberto, y esta será la última vez que me llames Roberto y me tutees, a partir de ahora me dirás Sr y de usted, ¿entendido zorra? Todos esos calificativos degradantes que usaba conmigo me excitaban de una manera que no podía entender pero el efecto era evidente en mí y Roberto lo veía en mí cada vez que sucedía.

Al entrar al restaurante nos recibió una especie de Maitre que al parecer ya conocía a Roberto. Hola Martín, le saludó Roberto, llévanos a la mesa especial. Muy bien Sr Roberto, ya está preparada para ustedes, le contestó el maitre Martín.

La mesa especial estaba estratégicamente colocada en un rincón del restaurante un tanto resguardado de miradas indiscretas, y parecía muy apropiada para el tipo de reunión que Roberto había preparado. Nos sentamos y el maitre nos trajo un aperitivo mientras esperábamos a los amigos de Roberto, que no tardaron ni cinco minutos en aparecer.

Roberto me presento a ellos. Eran dos hombres maduros y muy elegantes. El primero que me presento era Esteban, alto y de pelo cano, de piel bronceada y ademanes elegantes. El otro era Juanjo, un tanto más tosco pero igualmente refinado, con barba perfectamente delineada y moreno. Ambos vestían de traje y corbata. Roberto me presento como “la perra” y ellos a mí como el Sr Esteban y el Sr Juanjo. Les extendí la mano y sin mirarles directamente a los ojos dije que tenía mucho gusto en conocerles.

Basta de formalidades, dijo Roberto llamando a Martín. Este nos trajo la carta del menú y nos recomendó un vino, que Roberto admitió encantado. El maitre al llegar con el vino, Roberto le dijo que sirviera primero a la señorita y mientras me estaba dando a probar, Roberto me dijo que era el momento de que fuera al baño, me quitara las bragas y que las trajera en la mano y se las diera. Aquello me dejó totalmente descolocada pues todos pudieron oírlo, incluido el maitre Martín, y sentía como me ponía colorada y asintiendo no acerté a decir nada más que sí Señor, enseguida.

Roberto me agarró de la muñeca al pasar a su lado y con tono autoritario me dijo: Si Señor, ¿qué?
Si Señor Roberto, acerté a decir.
Muy bien perra, así está mejor, y no tardes.

Pude sentir la mirada de todos ellos mirándome según me alejaba para ir al baño a quitarme las bragas y cómo murmuraban entre ellos y escuchar como Roberto les decía que era una perra muy obediente y complaciente y que lo iban a pasar en grande conmigo.

Casi no podía creer lo que me estaba pasando, estaba siendo ultrajada y humillada delante de completos desconocidos y tratada como una vulgar perra y al contrario de lo que yo pudiera haber creído jamás estaba totalmente empapada. Me quité las bragas, me arreglé un poco y regresé de vuelta a la mesa donde me esperaban Roberto y sus amigos.

Al llegar le di mis bragas, que traía en la mano a Roberto. Aquí tiene Sr Roberto, mis bragas. Él llamó al maitre Martín y dándole mis bragas le dice: Ponlas en el perchero que se sequen un poco porque están empapadas. A lo que Martín le contesta, si ahora mismo, y las puso en un perchero que estaba allá a la vista de todo el mundo y mis bragas mojadas como si estuvieran en una exposición para que las viera todo el mundo. Muy bien perra, me dijo después Roberto. Ahora ve al lado de Esteban que quiere comprobar una cosa. Si Sr Roberto, le dije. Al llegar al lado de Esteban, éste metió la mano por debajo de mi falda sin ningún miramiento, y mucho menos permiso, hasta tocarme completamente y no solo pudo comprobar que estaba sin bragas, sino que también estaba completamente depilada y lo que fue más vergonzoso para mí, es que estaba empapada. Joder, dijo Esteban, está empapada esta perra, mira Juanjo, tócala. Juanjo se iba a levantar para venir a tocarme, pero Esteban me dio un empujón en la dirección de Juanjo, no hombre, no te levantes, que ya va la perra para allá. Tropecé un poco, pues no me lo esperaba y casi me caigo, pero Juanjo me agarró a tiempo y sin menor preámbulo me metió mano por debajo de la falda, comprobando como había dicho su amigo que estaba totalmente mojada. Seguidamente me sentó en su regazo como si fuera una niña, mientras me tocaba y me manoseaba como mejor le venía en gana. Aquello me estaba volviendo loca de gusto y a punto estuve de estallar en un enorme orgasmo si no es porque el Sr Juanjo no para a tiempo para decirme. Muy bien perra, ahora quiero que vayas a tu sitio pero dando la vuelta a toda la mesa. Así lo hice, después de decir si Sr Juanjo, y me iba a sentar cuando Esteban me dice, ¿quién te ha dicho que te sientes perra? Me quedé petrificada allí mismo, delante de mi silla de pie parada, y lo que acerté a decir fue, lo siento Sr Esteban. Y éste señor sacando un plug de no sé donde se dirigió a mí y me hizo inclinarme sobre la mesa, dejándome en una postura con el culo en pompa, me levantó la falda y me incrustó en todo el agujero del culo mientras me decía, vas a tener el plug dentro del ojete hasta que te diga. Si Sr Esteban, respondí. Ahora puedes sentarte, me dijo el Sr Esteban.


Yo estaba perpleja, humillada y muy excitada, pero también avergonzada pues todo el mundo en el restaurante debía de haber visto lo que estaban haciendo conmigo y me dispuse a mirar a mi alrededor a ver quien estaba al corriente de nuestros juegos, además de los que estábamos en la mesa, y pude ver que apenas había gente en el restaurante, solo dos hombres en otra mesa que no dejaban de mirar y hablar entre ellos y otro señor un poco más alejado. Y en ese momento entraban otros dos señores que Martín se estaba encargando de acomodar en otra mesa. Aparte no había nadie más, pero si me extrañaba que la única mujer que se había en todo el restaurante fuese yo. En esas estaba cuando Esteban le decía a Roberto, ¿así que lo que quieres es que le reventemos el culo a esta perra sin contemplaciones? Eso es Esteban, dijo Roberto. Quiero que sepa lo que se siente de verdad y se le quede el ojete más abierto que un túnel de metro.

Fin de la 1a. Parte

jueves, 2 de noviembre de 2017

Domingo de Paseo

Bernardo es un amigo con el que suelo quedar a veces, él es muy dominante conmigo y solemos interpretar algunos juegos, siempre excitantes. Este relato es un paseo que hicimos un domingo en Madrid, cerca de la estación de autobuses de Méndez Álvaro.

Lo que pasó es que me llevó a un sitio apartado; no había gente por la calle, y Bernardo aprovechó para tocarme el culo mientras paseábamos. Me subió la falda hasta la cintura y como le gusta que vaya cuando voy con él, iba sin bragas, mientras Bernardo me manoseaba a su gusto el culo y la raja entre las piernas mientras iba caminando. Y así íbamos, yo cada vez más mojada.

Le decía a Bernardo que lo dejara que nos podían ver, pero él seguía hasta que se dio cuenta que alguien nos seguía y disimuladamente miró a ver quién era, pero sin bajarme la falda. Al oído me dijo que nos seguía un chaval joven que se debía estar haciendo una paja a través de los bolsillos del pantalón.

Aquello me puso muy nerviosa y le dije a Bernardo que por favor parara, pero él siguió y más descaradamente todavía para que me viera mejor el otro, me dio un sonoro azote y me ordenó adelantarme un poco y seguir caminando, pero sin bajarme la falda para ver bien el espectáculo que estaba dando, me dijo Bernardo. Esto parece que animó al chico porque se acercó bastante más a nosotros.

Bernardo me decía al oído que si se sacaba la polla y se corría apuntándome me iba a pringar toda de leche de lo cerca que estaba de mi. Entonces Bernardo me bajó la falda y nos paramos apoyados en la pared, pasando el chico a nuestro lado mirándonos y cuando se alejaba, Bernardo le llamó. El chico se acercó y Bernardo le pregunta si yo le gustaba y que le había parecido la exhibición de mis piernas y de mi culo paseando por la calle sin bragas. El chico muy tímido dijo que si y Bernardo le pregunta si quería verme el culo y el chocho más de cerca.


Creo que el chico no se lo podía creer lo que estaba escuchando y naturalmente dijo que sí, claro.
Bernardo, después, va y le pregunta si le gustaría hacerse una paja mientras yo le enseñaba todo medio desnuda. Imagínese lo que dijo el chico… que sí, claro está.
Así que Bernardo va y me da la vuelta, me agarra de la cintura y hace que me incline hacia delante poniéndome de tal manera que el culo me quedaba en pompa. Estando yo en esa postura, me levanta la falda hasta la cintura otra vez y empieza a tocarme entre las piernas y por la raja del culo.

Yo creía que me moría de vergüenza, pero me estaba excitando mucho, mientras el chico se la saca de los pantalones y empieza a pajearse. Al rato se corre con un chorro que me dejó toda pringada por detrás, en el culo, y las piernas me chorreaba toda su leche caliente. El chico le da las gracias a Bernardo que le hubiera puesto esa situación en bandeja, pero Bernardo aun no estaba satisfecho, porque, volvió a preguntarle al chico si quería que yo le hiciera una paja mientras le enseñaba las tetas.

El chico era joven, tendría unos 22 años y enseguida estaba empalmado otra vez. Así que Bernardo se pone por detrás de mí y me sube el suéter hasta que me lo quita del todo. Yo llevaba sujetador, y por ello Bernardo me dio una sonora bofetada delante del chico, mientras con mala leche me dice ¡quítatelo ahora mismo! Sin rechistar lo hice, dejando mis pechos completamente al aire ante la mirada de nuestro joven invitado.


Bernardo me ordena que le agarre la polla y empiece a hacerle una paja, cosa que hice sin oposición, mientras Bernardo le dice al chico ¡ánimo chaval, tócale las tetas! ¿te gustan? El chaval no se lo pensó y me magreo bien las tetas, incluso me las estuvo chupando y me moje como una cerda. No me lo podía creer lo caliente que estaba y Bernardo se estaba dando cuenta. El chico tardó un poco más de la cuenta, pero terminó dándome su leche mientras le meneaba la polla y los chorros que echaba eran admirables y termino pringándome con su leche, una vez más, la falda por delante y las piernas.

Terminé toda pringada de lefa del chaval, por delante y por detrás, y Bernardo no me dejó ni limpiarme. Me chorreaba la leche del chico y Bernardo me obligó a quedarme así pringada de lefa, y así me metió en el metro. Tuve que ir dos estaciones yo sola en el metro, porque Bernardo iba en el mismo vagón pero como si no me conociera y lejos de mi. Menos mal que no viajaba demasiada gente en el metro y los que iban ni cuenta se dieron de mi condición. Pasadas las dos estaciones me sacó de allí y me llevó a casa a ducharme.

lunes, 11 de septiembre de 2017

Transmitiendo en Tiempo Real

Empecé a acariciarle los huevos al tiempo que me lo hundía aún más en la boca. Siempre he sido muy generosa con mis mamadas, pero aquello era inaudito incluso para mí. Tenía la polla tan adentro que apenas podía respirar. Las suaves caricias de Luis me calmaban y al mismo tiempo me distraían. Notaba que el flujo se congregaba en mi entrepierna y no quería ni pensar en el aspecto que debía de ofrecer. Entretanto, Luis explicaba a Carlos exactamente lo que yo le estaba haciendo. En un momento dado interrumpió la conversación para darme una palmada en el culo e instarme a hundirme la polla aún más.
Estaba tan concentrada en mi labor que no regresé a la conversación hasta que le oí decir: —Esta noche está especialmente sumisa. En otras circunstancias habría esperado que protestara o que por lo menos obedeciera echando fuego por los ojos, pero es tal su necesidad de correrse que realmente parece dispuesta a hacer lo que sea.

viernes, 8 de septiembre de 2017

jueves, 7 de septiembre de 2017

Hambrienta de Macho


Me gusta ser poseída...
me gusta ser tomada con fuerza...
con autoridad...
con una perversión cruda...

Todo esto con verdadera lujuria...
y depravación...
haciéndome adicta a mi condición de sumisa...
de perra hambrienta de un macho...

Correctivo Manual

Siempre he usado las manos. Me gusta la sensación de la carne, como una mujer se tensa antes de azote, el estremecimiento cuando acaricias su culo después de la pausa. Me encanta la sensación de la carne.
Fueron sus palabras antes de aplicarme el correctivo que necesitaba...



miércoles, 6 de septiembre de 2017

Me Gusta Ayudar

No me pregunta porque sabe que es suyo, que soy toda suya.
Y no es por que él lo haya pedido, ni que lo tome por fuerza propia, sino porque yo me le ofrecí...
sí, así de puta, así de ofrecida soy. Me ofrecí a él, así tal cual toda.
Le dije que podría hacerme lo que deseara y lo hace.
Le dije que podría ponerme como quisiera y me pone.
Le dije que a cualquier hora y en cualquier lugar...
y así lo hace.



Hay veces que tengo que ayudar a cerrar algún contrato, pero lo hago agradecida y encantada.

Perversa Sensualidad

La sensualidad es un arte: una forma de vestir, una manera de andar, de mirar... Esa sensualidad genera perversión. Y la perversión está sólo en la mente.

martes, 5 de septiembre de 2017

Necesito Calmar Mi Calentura

Estoy excitada al punto de no retorno.
Jugueteo con mis dedos por mí sexo mojado, dibujando infinitos que me erizan la piel.
Gimo de puro placer.



Bordeó mis labios palpitantes sedientos de caricias, hambrientos de ser complacidos.
Arqueo el cuerpo buscando…[te] moviéndome con frenesí.

Te deseo a Ti...
Te deseo aquí...
Te deseo ahora...



Hundiéndote en lo más ínfimo de mi ser.

domingo, 3 de septiembre de 2017

Me Encanta Disfrutar

No me den fórmulas ciertas, porque no espero acertar siempre. No me muestren lo que esperan de mí porque voy a seguir mi corazón! No me hagan ser lo que no soy, no me inviten a ser igual, porque sinceramente soy diferente!

No sé amar por la mitad, no sé vivir de mentira, no sé volar con los pies en la tierra. Soy siempre yo misma, pero con seguridad no seré la misma para siempre!

Me gustan los venenos más lentos, las bebidas más amargas, las ideas más insanas, los pensamientos más complejos, los sentimientos más fuertes. Tengo un apetito voraz y los delirios más locos. Pueden hasta empujarme de un risco y yo voy a decir: ¿Qué más da? ¡Me encanta volar!

Me Llaman

Me llaman pecadora porque aun sabiendo que soy señora me buscan sin importar la hora.

Me llaman irreverente, lo acepto y soy consciente, pero quién no quiere unos besos ardientes... quien rehúsa a un amor tan candente.

Me llaman casquivana por aceptar a alguien que me ama que me desnuda con calma y me hace de todo en la cama.

Me llaman mujer sin sentimientos actuó sin remordimientos porque esto que siento lo hago sin arrepentimiento.

Me llaman infiel pero solo yo se que soy como cualquier mujer que en casa dejo de sentir placer.

Me llaman de tantos modos me juzgan todos muchos lo hacen con morbo otros con sorpresa y asombro.

Yo me llamo enamorada lamento que aun siendo casada me encuentre en una encrucijada me sienta atrapada como en un acertijo pues aunque tengo marido yo prefiero unos amigos.

Llamenme como quieran no soy una cualquiera solo encontré cómo encender de nuevo mi fuego y mi hoguera.

Lo acepto, se que estoy actuando de manera equivocada, de forma incorrecta pero mientras en casa me siento ignorada aquí me aman de una forma tan perfecta...

sábado, 15 de julio de 2017

Ofrecida al Amigo

Cada vez más este tipo de situaciones se dan con mayor frecuencia. Cuando el marido invita a su casa a un amigo, no se sabe muy bien si es un amigo desde siempre o alguien a quien a contactado a través de internet en redes sociales.
La mujer suele ser sumisa y entregada a su marido, y solo quiere complacerle y aunque suele decir que no, incluso ofenderse, debido a la insistencia del marido, ella termina por ceder en recibir al amigo de su marido.
A partir de ese momento todo se pone en marcha, el marido concreta un día y una hora con el "amigo" al que va a ofrecerle a su querida y hermosa esposa. Se pone en contacto con el amigo a través de un mail, o un washapp, e incluso por teléfono para que la cosa no se enfríe y sea lo más rápido posible.
Por otro lado, el marido está encantado con su querida mujercita, a la que se van a follar de todas las maneras imaginables, y en esos días antes del encuentro con el amigo, el marido la atiende con toda clase de detalles y atenciones. Ella lo disfruta, aunque se siente cohibida y avergonzada, sigue adelante pues es su marido el que quiere hacer todo aquello y ella como buena esposa obediente quiere satisfacerle en todo.
Y, por último, llega el día del encuentro. el "amigo" del marido llega a casa a la hora convenida, normalmente a la hora de cenar. Ella, la esposa está tan nerviosa ante esa situación que no sabe cómo actuar. Ha preparado algo de cena y unos aperitivos, pero el plato fuerte es ella y lo sabe. Su marido le ha dicho cómo tiene que vestirse, y aunque elegante está tan tremenda sexy que raya en parecer una puta ofrecida y servida con ligueros, medias, zapatos de tacón, y sin ropa interior, por supuesto.
Todo está preparado y empieza la fiesta, para ello nada mejor que verlo, porque vale más una imagen que mil palabras, y así lo disfrutamos...
https://lovemalefemalemale.tumblr.com/post/163008931653/wheremyfantasieshide-ideal-i-watch-her-take

lunes, 2 de enero de 2017

Encuentro con un Spanker

Quedé con un desconocido, con quien había intercambiado mensajes por internet sobre spanking, ver gustos y afinidades, así como la posibilidad de tener un encuentro real. Me dijo que podíamos quedar en una chalet que tenía a las afueras de Madrid y acordamos un día y una hora. Me vino a recibir a la estación de autobuses, nos saludamos muy cortésmente y él me dio una palmadita en el culo, a la vez que me preguntaba si venía preparada como él me había dicho. Yo le dije que si, venía vestida y preparada como él me había dicho. Me dijo que tenía llevar falda, ir sin bragas y completamente depilada, entre otras cosas. Él me dijo que tenía que comprobarlo y metiendo su mano debajo de mi falda, allí mismo en la salida de la estación, pudo comprobar fácilmente que en realidad no llevaba bragas y lo traía completamente depilado, además de empapado. El spanker me dio su aprobación con una cachetada sonora en el culo desnudo y me llevó hasta su coche.

El trayecto en coche hasta la casa del spanker fue normal y muy correcto, el spanker, me pidió que si no me importaba subirme la falda hasta la cintura, lo hice, dejando todo al aire de cintura para abajo, me abría las piernas con una mano y me tocaba comprobando que estaba completamente empapada. Al llegar a su casa y una vez dentro, el spanker cierra la puerta y sin mediar palabra lo primero que hace es soltarme una bofetada en toda la cara, yo voy a protestar y lo que consigo es que me de otra ostia, pero todavía más fuerte. Yo me pongo a gimotear y el spanker me ordena que me quite toda la ropa, me dice que quiere que esté completamente desnuda (en pelotas, según sus palabras).

Empiezo a desnudarme, y me da otra ostia mientras me empieza a llamar de todo (perra estúpida, zorra, guarra, y todo tipo de lindezas por el estilo) y me grita que me quite más deprisa la poca ropa que traía puesta. En un momento estoy completamente desnuda ante su presencia inquisidora y lasciva. En la cama hay toda una variedad de instrumentos de spanking, desde varas, palas, cepillos, látigos, ... El spanker me obliga a mirar donde está desplegado todo ese arsenal de tortura encima de la cama y me advierte que los va a probar todos conmigo; escucharle de esa manera decirme las cosas no solo me aterroriza sino que me excita...

Yo le miro perpleja y no sé si marcharme de allí ahí mismo o quedarme, pero seguro que no me iba a dejar salir de allí el spanker sin darme antes la merecida paliza que tanto había pedido. Y allí estaba yo, completamente desnuda con un completo desconocido que había conocido en internet que me miraba de arriba abajo mientras daba vueltas alrededor de mi. En esas estaba cuando le escuché decir, y ahora viene lo mejor. Abrió una puerta de la habitación y salió otro tío que había estado allí todo el tiempo, te presento a Juan y entre los dos te vamos a dar una paliza que te vas a cagar. Me dieron latigazos, me dieron con la fusta, con las palas, con los cepillos, me azotaba uno mientras se la chupaba al otro y se intercambiaban, me dieron por el culo, yo creo que lo único que les faltó por hacerme es darme por las orejas. Cuando ya se cansaron de mi era bastante tarde en la noche, yo estaba llena de corridas por todos lados por la cara, el pelo, las tetas el culo... entonces me obligaron a ponerme los zapatos de tacón que traía, la falda, la blusa desgarrada y una chaqueta finita que traía, y así me hicieron subir a un coche y me llevaron a uno de los peores barrios de la ciudad y allí me dejaron sola en una calle que ni sabía dónde era, medio desnuda, follada, violada, azotada y marcada por todo el cuerpo y cubierta de lefa por todo el cuerpo.