lunes, 2 de enero de 2017

Encuentro con un Spanker

Quedé con un desconocido, con quien había intercambiado mensajes por internet sobre spanking, ver gustos y afinidades, así como la posibilidad de tener un encuentro real. Me dijo que podíamos quedar en una chalet que tenía a las afueras de Madrid y acordamos un día y una hora. Me vino a recibir a la estación de autobuses, nos saludamos muy cortésmente y él me dio una palmadita en el culo, a la vez que me preguntaba si venía preparada como él me había dicho. Yo le dije que si, venía vestida y preparada como él me había dicho. Me dijo que tenía llevar falda, ir sin bragas y completamente depilada, entre otras cosas. Él me dijo que tenía que comprobarlo y metiendo su mano debajo de mi falda, allí mismo en la salida de la estación, pudo comprobar fácilmente que en realidad no llevaba bragas y lo traía completamente depilado, además de empapado. El spanker me dio su aprobación con una cachetada sonora en el culo desnudo y me llevó hasta su coche.

El trayecto en coche hasta la casa del spanker fue normal y muy correcto, el spanker, me pidió que si no me importaba subirme la falda hasta la cintura, lo hice, dejando todo al aire de cintura para abajo, me abría las piernas con una mano y me tocaba comprobando que estaba completamente empapada. Al llegar a su casa y una vez dentro, el spanker cierra la puerta y sin mediar palabra lo primero que hace es soltarme una bofetada en toda la cara, yo voy a protestar y lo que consigo es que me de otra ostia, pero todavía más fuerte. Yo me pongo a gimotear y el spanker me ordena que me quite toda la ropa, me dice que quiere que esté completamente desnuda (en pelotas, según sus palabras).

Empiezo a desnudarme, y me da otra ostia mientras me empieza a llamar de todo (perra estúpida, zorra, guarra, y todo tipo de lindezas por el estilo) y me grita que me quite más deprisa la poca ropa que traía puesta. En un momento estoy completamente desnuda ante su presencia inquisidora y lasciva. En la cama hay toda una variedad de instrumentos de spanking, desde varas, palas, cepillos, látigos, ... El spanker me obliga a mirar donde está desplegado todo ese arsenal de tortura encima de la cama y me advierte que los va a probar todos conmigo; escucharle de esa manera decirme las cosas no solo me aterroriza sino que me excita...

Yo le miro perpleja y no sé si marcharme de allí ahí mismo o quedarme, pero seguro que no me iba a dejar salir de allí el spanker sin darme antes la merecida paliza que tanto había pedido. Y allí estaba yo, completamente desnuda con un completo desconocido que había conocido en internet que me miraba de arriba abajo mientras daba vueltas alrededor de mi. En esas estaba cuando le escuché decir, y ahora viene lo mejor. Abrió una puerta de la habitación y salió otro tío que había estado allí todo el tiempo, te presento a Juan y entre los dos te vamos a dar una paliza que te vas a cagar. Me dieron latigazos, me dieron con la fusta, con las palas, con los cepillos, me azotaba uno mientras se la chupaba al otro y se intercambiaban, me dieron por el culo, yo creo que lo único que les faltó por hacerme es darme por las orejas. Cuando ya se cansaron de mi era bastante tarde en la noche, yo estaba llena de corridas por todos lados por la cara, el pelo, las tetas el culo... entonces me obligaron a ponerme los zapatos de tacón que traía, la falda, la blusa desgarrada y una chaqueta finita que traía, y así me hicieron subir a un coche y me llevaron a uno de los peores barrios de la ciudad y allí me dejaron sola en una calle que ni sabía dónde era, medio desnuda, follada, violada, azotada y marcada por todo el cuerpo y cubierta de lefa por todo el cuerpo.